miércoles, 17 de febrero de 2010

Cometieron dos errores...

Hei hei!

Voy ahora mismo (martes por la noche) en el tren Helsinki – Turku, tras una reunión de casi 11 horas con gente de un proyecto común sobre biocombustibles, que es el tema de mi postdoc turkulainen. Traigo el culo cuadrao de estar tantas horas sentao, pero el cerebro lleno de buenas ideas. He ido en plan yupi, saliendo a primera hora por la mañana en primera clase, y volviendo por la noche tras el meeting en compañía de la jefaza. En el tren aprovecho que llevo el mini-PC y que no se ve nada por la ventanilla para escribir unas líneas y así entretenerme (es que la jefa va todo el rato corrigiendo artículos y hablando por el móvil). Pero como sé que nada de eso no os interesa, pasemos a cosas que os resultaran más entretenidas.

El título de la entrada viene de una de mis películas favoritas. Es una del oeste protagonizada por Clint Eastwood, donde lo acusan injustamente de robar caballos y es condenado a la horca. Pero los malos cometieron dos errores: el primero, acusar a un hombre inocente, y el segundo, dejarlo vivo. Un tiempo después, el bueno de Clint se recupera y decide tomarse la justicia por su mano, por lo que pasa el resto de la peli cargándose a todos los malos uno a uno. Con este bello flin aprendemos dos cosas de la vida: que desde la época del lejano oeste ya no se podía confiar en la justicia (como ahora), y que vengarse de los malos que te han puteado siempre es guay.
Pues llamo así a esta entrada porque esta semana he cometido dos graves errores que pasaré a narrar a continuación. Pero antes, como en una buena peli de Tarantino, para generar desconcierto y tensión en el espectador, inserto un plano secuencia del apartamento vacío, y a continuación un flashback narrativo.



El miércoles pasado me dieron las llaves del nuevo apartamento, ya lo sabéis a estas alturas. Como habéis comprobado en el plano secuencia, estaba vacío del todo. El viernes decidí pillar un bus (por primera vez en 2 semanas me monté en algo con ruedas) e irme al IKEA a por al menos una cama y algo para la cocina. Habría ido al Merkamueble, pero es que en Finlandia pasa igual que con los pingüinos, que no hay. Me compré una cama, algunas menudeces necesarias, y algo que os recomiendo a todos los que también emigréis a otro país con una mano delante y otra atrás: la STARTBOX! Es una cajita que trae todo lo necesario para la cocina.
Sin ninguna duda ahorra trillones de vueltas al supermercado, porque de verdad trae todas esas cosas que no te acuerdas de comprarlas hasta que te hacen falta: abrelatas, sacacorchos, tuppers, rayador (o rallador?), embudos, sartén, ollas, cuchillos y tablas para cortar… Gracias al karma, en el IKEA me encontré a mi nuevo jefe que andaba por allí con la family comiendo armondigas, y me volví con ellos en coche. Así pude llevarme muchas cosas, pero la cama y la startbox la mandé por envío a domicilio. Y ahora, un flash forward tarantiniano (niano niano).


El lunes por la tarde me llegaron los de IKEA, y de nuevo gracias al karma justo a tiempo, porque esa mañana había dejado la residencia y de no llegar esa noche tendría que haber dormido en el suelo. Al recibir el delivery, como ya iba a tener cama y utensilios de cocina, decidí con alegría ir al super y abastecerme de alimentos para hacerme una buena cenita e irme a mi nueva cama con la panza llena. Y es entonces cuando me di cuenta de que, igual que los malos de la peli del oeste, había cometido dos errores.

El primer error fue confiar en una multi-herramienta de bolsillo que tengo, que supuse suficiente para montar la cama. La verdad es que tiene un montón de cosas, y debido a mi vida nómada ha sido mi particular kit de MacGiver durante este año. Nunca me había fallado… hasta ayer. Cuando me puse a montar el tinglado, me di cuenta de mi primer error: ninguna de las llaves coincidía con las tuercas de las patas de la cama. Así que no me quedo más remedio que montarla en el suelo sobre unos cartones para no rayar el parqué. Primer error. Peaso de cama nueva, y termina encima de unos cartones.

El segundo error lo descubrí algo más tarde, al preparar la cena. Después de venir de comprar, y después de fregar todo el cacharrerío nuevo, para superar el chasco de lo de las patas me puse a cocinar para levantarme la moral. Eso lo aprendí de Bear Grylls, que para levantarse la moral cuando esta por ahí solo en medio de la jungla o del desierto, el nota siempre hace un fuego (no recomendable sobre parquet), se pone a hacer flexiones (de eso hace tiempo que me quité) o se cocina algo. Lógicamente yo opté por la opción C. Fue entonces cuando me di cuenta de mi segundo error: se me había olvidado comprar SAL. Una cosa tan sencilla, tan simple como el cloruro sódico cristalizado, hay que ver lo que se echa en falta cuando falta, valga la redundancia. Para estrenar la cocina me tuve que comer una cena sosa. Voy a escribirle a los de IKEA para que incluyan sal en el próximo lote de startbox.

Y fue de noche, acostado solo en mi inmensa y flamante cama sobre cartones, con la barriga llena pero de comida sosa, cuando me puse a reflexionar y me di cuenta de que a mí también me faltaba algo. Las patas de mi cama. Mi SAL particular...

4 comentarios:

Danny dijo...

Que tu postdoc es de biocombustibles?? jajajaja, quien te ha visto y quien te ve, nene!! yo ya te veo en unos años indangando en como afecta al engorde de patos mediante embudo el cambio climático!!

Anónimo dijo...

e le dije,la lima de las uñas no sirve para atornillar....

Kali Moon dijo...

Pos Danny tiene razón... ya te dije que con el tiempo irás reculando, Nan, como todos los demás!! ;p

BTW muy buena entrada, me he partío el carajo con el final de la historieta!!

PD. La sal ya te la he mandao por Seur 24h...

Nando dijo...

Iyo, otro dia con mas tiempo os dare una leccion de Biocombustibles buenos vs Evil-Biocombustibles.
De recular nada, Karlako. En cuanto aparezca una frase sobre el cambio climatico en algun lado me piro (lo que no se es a donde).